Menú de Navidad

En Málaga, la Navidad se vive en la calle, entre luces, villancicos y brindis improvisados. Pero hay un rincón, justo al lado del Teatro Cervantes, donde esas fiestas saben aún mejor: Restaurante Vino Mío.

Cada diciembre, este restaurante se llena de risas, copas tintineando y platos que hacen que el espíritu navideño se sienta en cada bocado. Este año, su Menú de Navidad 2025–2026 vuelve con todo: cocina creativa, productos frescos y ese ambiente tan cálido que lo hace especial desde 2003.

Las calles del centro están llenas de vida, pero dentro de Vino Mío el ritmo cambia. La música suena suave, las velas iluminan las mesas y el olor de la cocina abre el apetito antes de sentarse. Aquí se viene a disfrutar sin prisas: a brindar, a reír, a compartir.

Tanto si buscas una cena tranquila con tu pareja, una comida de empresa o una reunión entre amigos, este es el sitio ideal. La Navidad en Málaga tiene muchos planes, pero pocos tan acogedores como una cena en Vino Mío.

El restaurante propone cinco menús navideños, cada uno con su propio estilo. Todos incluyen entrantes para compartir, plato principal, postre casero y bebidas, con precios que van desde 50 hasta 75 euros por persona (IVA incluido).

Hay platos que enamoran solo con leerlos: el confit de pato con miel, el tataki de atún rojo de Cádiz, el bacalao gratinado con alioli, o la aguja de retinto cocinada 16 horas a baja temperatura. Cada receta está pensada para celebrar, porque en Navidad la cocina también cuenta historias. Los entrantes, servidos para compartir, combinan clásicos andaluces con toques modernos: sushi uramaki, canelones gratinados, tartar de salmón o atún, y el imprescindible queso Payoyo que nunca falta en la mesa.

Y para los que prefieren una opción sin carne, el menú vegetariano es un pequeño viaje por los sabores de la huerta: alcachofas gratinadas, arroz con verduras frescas y setas, y un cremoso de chocolate con naranja que nadie quiere compartir.

En Vino Mío, comer en Navidad no es solo cuestión de platos. Es el ambiente lo que hace la diferencia. Las mesas se llenan de amigos que se reencuentran, compañeros de trabajo que brindan por el año que termina y familias que celebran como en casa.

Las bebidas, agua, refrescos, cerveza Estrella Galicia, vino blanco, rosado o tinto, están incluidas, y el café o la infusión final se sirven sin apuro, mientras el murmullo alegre de la sala sigue de fondo. Los postres caseros, servidos al centro, ponen el broche dulce a la velada. Es ese momento en que nadie quiere levantarse todavía, porque la noche sigue teniendo algo de magia.

Estar junto al Teatro Cervantes le da a Vino Mío una ubicación privilegiada. Está a dos pasos del centro histórico, pero lo suficientemente apartado para disfrutar del ambiente sin el ruido de las calles principales. El restaurante se viste de Navidad con luces suaves, detalles elegantes y un trato cercano.
No hay estrés, no hay protocolos: solo buena comida, buena compañía y ese calor humano que hace que la gente vuelva cada año.

Y si después de cenar te apetece un paseo, la Plaza de la Merced o la Calle Larios están a pocos minutos, llenas de vida y de luces navideñas.